BREXIT: Un divorcio complejo, el comienzo de una nueva era y una llamada a América Latina

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El 31 de enero de 2020 pasará a la historia como el día en que se concretó la salida del Reino Unido de la Unión Europea, el “BREXIT DAY”. Una historia que ha contado con dos protagonistas miembros de un matrimonio poligámico, el Reino Unido (RU) y la Unión Europea (UE), una historia de amor y rencores, un divorcio complicado y un proceso que se encuentra muy lejos de llegar a su fin. Así, el BREXIT DAY más allá de ser un antes y un después, no es más que el comienzo de un nuevo proceso de negociaciones no solo entre el RU y la UE sino entre el RU y demás países, así como bloques comerciales con quienes deberán establecerse nuevas relaciones comerciales e institucionales.

Estos tres años y medio desde el referéndum del 23 de junio de 2016 hasta el 31 de enero de 2020 serán recordados como un período turbulento, lo que es natural al no ser fácil ponerle fin a un matrimonio de 47 años. El cúmulo de relaciones que se generan y el producto de esas relaciones hacen realmente complejo poner fin a una relación muy consolidada de una forma que deje felices a todas las partes.

Más compleja es la situación si quienes programaron el referéndum no solo no consideraron cuales serían las condiciones del “EXIT” sino que se limitaron a efectuar una pregunta – “¿Debería el Reino Unido permanecer como miembro de la Unión Europea o debería abandonar la Unión Europea?” – que limitaba la respuesta a un simple “Permanecer” o “Salir”. Todo indica que quienes pensaron el referéndum dieron un “Permanecer” por descontado, pero el “Salir” fue pronunciado por el 51.9%. Un “Salir”, que, sin más instrucciones, hizo aún más difícil saber cuál era la lectura del pueblo británico o la forma en que la salida se instrumentaría.

Ahí debemos detenernos en el rol de los terceros en discordia. David Cameron, Primer Ministro que impulsó el referéndum, abandonó el barco apenas conoció que el resultado del referéndum no era lo que esperaba. Su renuncia abrió paso a Theresa May, que, siendo la flamante Primer Ministra y teniendo una tarea encomendada, decidió llamar a elecciones generales donde obtuvo un magro resultado que la llevó a tener una compleja relación con otro tercero en discordia -el Parlamento Británico- que no se la hizo nada fácil y la llevó finalmente a su renuncia.

Por último, Boris Johnson, actual Primer Ministro, quien a la postre vino a hacer cumplir la voluntad del pueblo británico (“The People´s Will”). El avasallante triunfo de Johnson en las últimas elecciones generales de diciembre de 2019 -que permitieron la “salida” a finales de enero- dejó ver que nuevamente una de las voluntades del pueblo británico era poner “fin” a una etapa, sin desconocer que comenzaba una nueva.

Así, este 31 de enero, luego de ver a la bandera de la Union Jack ser retirada de Bruselas, los festejos en Parliament Square y la fachada en modo celebración en Downing Street, fuimos testigos de un día histórico y de un nuevo comienzo. Un nuevo comienzo que implica que el RU y la UE deberán negociar cuál será su nueva relación comercial en un pactado proceso de once meses  de transición (que puede ser ampliado….) y que puede finalizar con un acuerdo comercial entre ambos socios. O, por el contrario, con una salida sin acuerdo que implique la inexistencia de cualquier tipo de beneficio para la comercialización entre ellos.

Pero … ¿Por qué una llamada a América Latina? y lo más importante, ¿Debemos atenderla? Eso dependerá de nosotros, de la políticas de nuestros gobiernos y de si entendemos la relevancia que puede llegar a tener un acuerdo con el RU quien a partir de ahora se encuentra habilitado a negociar por su propia cuenta. Este es un momento en el cual el RU necesita acuerdos comerciales, demostrar su capacidad de inserción internacional y buscar nuevos socios con quien comercializar.

Pero además, para los países latinoamericanos, parece ser mucho más fácil negociar con un solo país que con la totalidad de la UE. En el caso del Mercosur, más allá de lo prometedor que resulta el reciente acuerdo con la UE, las diversas opiniones existentes entre los miembros de la UE (principalmente de los países europeos que compiten en materia de productos agrícolas con los del Mercosur) ponen de una u otra manera en jaque la viabilidad del acuerdo ante aprobaciones parlamentarias que parecerían difíciles de alcanzar. Negociar con un país único que se encuentra en busca de nuevos socios y que tiene la necesidad de mostrar una nueva imagen hacía el mundo parece ser una buena oportunidad para no solo atender la llamada, sino que incluso reunirse y avanzar.

Hemos escuchado que el RU se va de la UE pero no de Europa y en dicha frase se sintetiza la importancia que tiene la relación entre las dos partes.  Sin dudas esta nueva etapa trae consigo no solo dificultades, sino que además nuevas oportunidades. Dejar de lado los rencores, sanar algunas heridas y poner la visión en el futuro parece ser la alternativa más inteligente.

Por: Santiago Theoduloz / @santduy

LLM, Queen Mary, University of London. Doctor en Derecho y Ciencias Sociales, Licenciado en Relaciones Internacionales, Universidad de la República Oriental del Uruguay.  Miembro BPG